Si plasmáramos en este artículo todas las bondades de la mozzarella, este texto se estiraría y estiraríiiiiiiia como una de ellas porque, la verdad sea dicha, no son pocas.
Este fantástico queso de origen italiano, además de ser uno de los más fotogénicos del mundo -basta con mirar la fotografía de una pizza en primer plano-, contiene propiedades nutricionales y culinarias que te harán apreciarlo aún más.
Exploremos un poco sus propiedades:
La mozzarella toma su nombre de su proceso de fabricación.
Para elaborar este queso de pasta hilada, se requiere extenderlo en forma de cinta y luego separarlo, formando bolas con las manos. Su nombre proviene del verbo mozzare, que en italiano significa cortar o separar una parte de otra.
¿Y, cómo logra su textura tan apetecida?
La cuajada se amasa con agua caliente para estirarla y plastificarla. Se obtiene un queso graso con filamentos en su estructura, de aspecto fresco, suave, brillante, cremoso y fibroso, que se puede consumir al natural, fundido o gratinado.Tradicionalmente, la mozzarella se encuentra en forma de bola o perla, con un peso que varía entre 100 gramos y 1 kilogramo. Los de mayor tamaño alcanzan hasta 3 kilogramos y se presentan como una trenza o nudo. Actualmente, podemos disfrutar este queso en diversas presentaciones prácticas y convenientes, tal es el caso de la mozzarella en palitos de Crystal Farms, ideal para la lonchera o como snack; rallada como el Borden, excelente para gratinados o fundidos; o, en bloque como la Centurión, perfecta para cortar y usar en ensaladas, tablas de queso o como dicte nuestra imaginación.
¡Ideas para utilizarla, hay muchísimas!
Aunque su sabor y textura son razón suficiente para incluirla en la lista de compras, hoy te damos 10 poderosos motivos para que siempre esté presente en tu mesa
- Ayuda al mantenimiento de los músculos, al tiempo que proporciona energía, gracias a su alto nivel de proteínas
- Beneficia la formación de glóbulos rojos
- Colabora en el cuidado de la vista, cerebro y piel, en virtud de su contenido de vitaminas liposolubles como A, D y E
- Ayuda en la prevención del cáncer de mama, síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares
- Es ideal para personas hipertensas, gracias a su bajo nivel de sal
- Apoya en la compensación de la pérdida de biotina en mujeres embarazadas, debido a su contenido de esta vitamina
- Asiste en la prevención de enfermedades como artritis y diabetes y en el control de los niveles de colesterol, por su contenido de niacina
- Colabora en la regulación de contracciones musculares, gracias a la presencia de fósforo
- Contribuye en la absorción de calcio y, en consecuencia, a la buena salud de los huesos
La razón número 10, porque lo mejor siempre se deja para el final, es una que nos hace sentir muy orgullosos
Estados Unidos es uno de los mayores productores mundiales de leche de vaca y productos lácteos, entre ellos, por supuesto, el queso mozzarella.
¿Por qué te contamos esto?
Porque es importante conocer la historia y beneficios de lo que nos llevamos a la boca, así como entender de dónde vienen y cómo se producen los alimentos que tanto nos gustan.
Por ejemplo, nos encanta compartirte que la industria láctea de EE. UU. está comprometida con lograr la neutralidad de gases de efecto invernadero (GEI) en 2050. Además, realiza esfuerzos para mejorar la calidad del agua y optimizar su uso en la producción de leche. También, está implementando medidas para reducir el desperdicio de alimentos y hacer que los envases sean más sostenibles.
¿Sabías que el impacto ambiental de producir un galón de leche en 2017 se redujo significativamente en comparación con 2007, a causa del menor uso de agua y tierra en 30% y 21% respectivamente, lo que significó una disminución en 19% de la huella de carbono?¡Un porcentaje equivalente a la cantidad de dióxido de carbono eliminado de la atmósfera por medio millón de acres de bosques estadounidenses cada año!
Así es y, si tenemos en cuenta que gran parte del queso mozzarella que se consume en el mundo proviene de la industria láctea estadounidense, podemos sentir la tranquilidad de consumir un producto cuyo proceso de elaboración está comprometido con el progreso continuo, dejar una huella ambiental positiva y hacer su parte al nutrir el planeta para generaciones futuras.
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