Nos encantaría decir que esta poética descripción es nuestra, pero fue el famoso dramaturgo George Bernard Shaw quien resumió en tan hermosa frase lo que evoca una de las bebidas más preciadas del mundo.


El whiskey es un exquisito destilado proveniente de un mosto de cereales fermentados, como trigo, cebada, malta, maíz y centeno y, que, posteriormente, es envejecido en barriles de madera de roble.

Conozcamos un poco sobre su historia

Los orígenes del whiskey se remontan a los monjes medievales de Irlanda y Escocia, quienes le imprimieron el estilo propio distintivo de la región, a cada uno de los tragos producidos en estas tierras. 

Años después, la tradición arribó a Estados Unidos y se comenzaron a producir las primeras botellas que, como era de esperarse, también adquirieron la personalidad y cualidades que aportaba la nueva cultura.

El whiskey americano comenzó su vida como un licor crudo y sin envejecimiento, que tenía como principal atributo el poder de estimular el coraje de los primeros colonos.

Con el tiempo, la técnica se transformó para dar paso a lo que conocemos hoy en día.

En sus comienzos, los inmigrantes irlandeses emplearon el centeno como base principal de su elaboración y, maíz, en menor cantidad. El aguardiente se envejecía como mínimo un año en barricas de roble nuevas, previamente quemadas, obteniendo así un whiskey tosco y con carácter. Posteriormente, hizo su entrada triunfal el bourbon, elaborado a base de maíz y también envejecido en barricas nuevas y quemadas, dando como resultado un whiskey delicado, aromático y dulce. 

Haz clic aquí para darte un paseo a través de este fascinante proceso.

¿Qué hace que un whiskey se diferencie de otro?

El insumo con el que se prepare, la fermentación de los granos, su destilación y envejecimiento en madera. 

El famoso whiskey de Tennessee es reconocido por el suave sabor que le imprime el filtrado gota a gota a través de carbón de madera de arce. Jack Daniel´s es un fiel representante de esta práctica.

Sobre su consumo, no existen verdades absolutas. Puedes disfrutarlo “en la rocas”, con un poco de agua, como insumo para coctelería, o como ingrediente para maridar carnes, elaborar mantequillas saborizadas o salsas sorprendentes.

¡Mira algunos de los menús en los que el whiskey es estrella!

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