La soya, esta potente leguminosa que se consume desde hace más de 5.000 años, no solo es una fuente importante de nutrientes, proteínas y aminoácidos indispensables para la salud, también es una fuente de inspiración para crear preparaciones de alto nivel que satisfacen tus necesidades nutricionales a la perfección.

Comencemos por hablar de su alto nivel de proteína. Es tanto, que puede llegar a igualar y en algunos casos superar, a la proteína que proviene de los alimentos de origen animal.

¿Deseas reducir tus niveles de colesterol?

Entonces te tenemos buenas noticias.
La FDA (La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos) indica que 25 gramos por día de proteína de soya pueden ayudar a reducir el riesgo de una cardiopatía o enfermedades cardiovasculares, mejoran la función de los vasos sanguíneos en general y previene la generación de coágulos.

Esto se debe a sus altos niveles de grasas poliinsaturadas, fibra, minerales, vitaminas y a su bajo contenido de grasa saturada.

Por otro lado, las isoflavonas que se encuentran de manera natural en productos de la soya, son maravillosos para ayudar a aliviar los incómodos síntomas de la pre-menopausia y menopausia, así como a prevenir algunos cánceres relacionados con hormonas. 
Si sueles incluir en tu dieta alimentos que incluyan una cantidades moderadas de soya antes de alcanzar la adultez, es posible que se reduzca el riesgo de padecer cáncer de mama y de ovario en mujeres.

Sí, la soya es una gran auxiliar para la prevención y control de las enfermedades relacionadas con la baja producción de insulina. Su efecto antihiperglucémico evita que suban los niveles de glucosa en la sangre y aumenten los niveles de insulina.

¿De qué manera puedo encontrar la soya?

Puedes encontrarla en vainas que suelen consumirse ya cocidas como el edamame, o a través de algunos de sus derivados.

Entre los más famosos se encuentran:

Leche de soya
producto tradicional asiático que se obtiene por extracción en agua caliente de la semilla molida y cocida.
Ensáyala en una crema de zanahoria y pera o en un rico batido con frutas.

Tofu o queso de soya: 
leche de soya coagulada con sales de magnesio y de calcio.
Es firme y sirve para preparar platos deliciosos como unas migas de tofu con salsa soya ideales para desayunar o un salteado de tofu y legumbres magistral.

Tempeh: 
apetecido por muchos, este producto originario de Indonesia, es el resultado de la fermentación controlada de la semilla de soya decorticada y cocida en agua.
Se encuentra en forma de bloque y se emplea en preparaciones similares a las del tofu.

Yuba
también conocida como la "nata" de la leche de soya. Se usa mucho en la cocina vegetariana y vegana para elaborar productos similares a los de origen animal.

Salsa soya
es un condimento que se produce a partir de la fermentación de la semilla de soya y de los hongos aspergillus oryzae. Es ideal para preparar salteados y aportar un sabor contundente a tus preparaciones. 
En unos medallones de cerdo queda perfecta o en preparaciones al wok.

Harina de soya: 

se obtiene a partir de la molienda de los granos de soya. Al no contener gluten, se convierte en una gran alternativa para las personas celíacas o que presentan intolerancia a este conjunto de proteínas.

Sus principales usos son en repostería y panadería, aunque también puedes utilizarla para hacer rebozados o para espesar preparaciones. 
Si quieres ensayar con ella, una torta de zanahoria sería un gran pretexto para comenzar.