A lo mejor te ha sucedido que cuando oyes hablar de carne de pato, la asocias inmediatamente a platos elegantes o sofisticados. Yo también tenía esa percepción hasta que un día, en una demostración culinaria en Bogotá organizada por el Consejo Exportador de Carne de Aves de los Estados Unidos, tuve la oportunidad de hablar con Christopher Koetke, un prestigioso chef norteamericano quien me dijo que cocinar pato no era para nada complicado. Simplemente, como en todo, hay que aprender la técnica.

Por ejemplo, para cocinar una pechuga de pato debes primero hacer cortes en la piel sin tocar la carne para que no pierda su jugosidad. Siempre debes poner el pato con la piel hacia abajo, bien sea rostizado o salteado, para que se cocine en su propia grasa. Antes de servir, puedes retirar la piel y tendrás una carne jugosa, tierna y con menos grasa incluso que la pechuga de pollo.

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Como las demás aves, el pato también nos ofrece diferentes opciones y sabores: pechuga, pierna, muslo, alas, menudencias, en fin, lo que desees cocinar dependiendo de la receta y de tu gusto.

Mira aquí cómo preparar una exquisita pechuga de pato a la brasa

A pesar de ser un ave, la carne de pato es roja y al igual que las demás carnes, es muy versátil y puedes preparar con ella cuantas recetas puedas imaginar. Además, es muy fácil conseguirla; en supermercados como Jumbo, Carulla, Éxito, Olímpica y PriceSmart puedes encontrar pato de los Estados Unidos a un precio bastante asequible.

Adiós al mito de que el pato es una carne de élites, ahora todos podemos disfrutarla y darnos la oportunidad de probar recetas diferentes con las que seguramente querremos deleitarnos más seguido en nuestra mesa.