¿Te ha pasado que al escuchar la palabra maridaje te intimidas un poco?, ¿quizás, cruzas los dedos para que nunca te pregunten si una bebida va bien con determinado alimento? y, en caso de que eso suceda, ya tienes un plan para escapar al baño y “googlear”: ¿el whiskey va bien con el cordero?

Si éste es tu caso, no te sientas mal. Si bien el maridaje es toda una ciencia, no significa que sea un mundo reservado únicamente para conocedores. Tan solo necesitas conocer conceptos básicos de esta práctica, identificar las propiedades de la bebida en cuestión y, experimentar, siempre experimentar.

Pero, ¿qué es maridar?

Maridar es la unión íntima o armoniosa de dos cosas entre sí.

En gastronomía, se define como el arte de combinar, de manera agradable, texturas, sabores y aromas de alimentos y bebidas. Al final, lo que se busca es potenciar sus cualidades y obtener el mayor placer de la experiencia culinaria.

Si bien el vino es el licor más común cuando hablamos de maridaje, la búsqueda de un delicioso enlace aplica a todas las bebidas espirituosas y se puede realizar por contraste o acompañamiento.

Para entenderlo mejor, te pongo un ejemplo con una bebida insigne de Estados Unidos: el whiskey.

Se conoce como whiskey con “e”, aquel de origen irlandés o al whiskey americano. Vamos a centrarnos en este último.

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En el maridaje con whiskey, encontramos parejas complementarias y contrastantes. En la primera, el alimento y el whiskey conviven en boca sin amplificarse ni degradarse. Ni bien, ni mal. Son como una pareja que tiene una cita, la pasan bien, pero no vuelven a salir. 

Digamos que quedan en la “friendzone”.

Otros emparejamientos contrastan entre sí, pero nunca se conectan. Aunque se mezclen en boca, puedes identificar con claridad las características de la comida y del whiskey, como si nunca se hubieran unido. En esta situación, tenemos una pareja contrastante, aquella que en la primera cita está llena de electricidad, pero carente de química. En otras palabras, aunque nunca se dé una segunda reunión, se saludarán al verse en la calle.

Ahora, el maridaje ideal sucede cuando la comida y el whiskey se encuentran y crean un match explosivo. En el momento en que se combinan, te sorprende, te deja con ganas de repetir la cita, conocerse más y, el tema realmente trasciende. 

La buena noticia es que, a diferencia de las relaciones personales, lograr una armonía maravillosa entre alimentos y whiskey, no es una lotería.

Sigue estos prácticos consejos e invítanos a la boda. Es muy probable que logres una gran armonía en el paladar

1. Ten en cuenta las propiedades organolépticas del whiskey: este afamado licor se caracteriza por ser aromático, de sabor dulce y acaramelado. Es producido a partir de maíz, que se fermenta, al menos por un par de años, en barricas de roble.  En ocasiones, también es elaborado , dependiendo el tipo de whiskey, con centeno, cebada o trigo rojo. Dentro de esta gama, se encuentran alcoholes como el bourbon,  el ‘rye whiskey’ o el Tennessee. Algunas de las marcas más reconocidas son Jack Daniel’s, Bulleit Bourbon, Wild Turkey y Woodford Reserve.

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2. Recuerda que la grasa es un gran aliado al maridar tus preparaciones con whiskey.
Este licor convierte la grasa y sabor de alimentos como jamón, chocolate con leche, queso, salmón o mariscos, en una experiencia realmente mágica. ¿Te imaginas un whiskey Jack Daniel´s Tennessee Honey para acompañar un fondue de chocolate?

3. Prueba quesos añejos o madurados con un trago de whiskey. 
Un gouda, parmesano, cheddar, azul suave o de cabra ahumado, son una fantástica opción. Combínalos con un whiskey Bulleit Bourbon y prepárate para sonreír de la felicidad. Su característico cuerpo suave con tonos de arce, roble y nuez moscada, además de un delicioso final largo, seco y satinado con ligeras notas caramelizadas, son el complemento ideal para los sabores de estos quesos.

4. Anímate a maridar con dulce.
Irás a la fija. La dulzura del whiskey encaja a la perfección con colaciones, rodajas de naranja, postres cremosos como la crème brulée, el cheescake y, por supuesto, chocolate que no sea amargo.
Disfruta tu postre con un Wild Turkey Bourbon y sorpréndete con su exquisito balance.

5. Ensaya maridando un whiskey con alto grado de alcohol y carnes ahumadas.
Será una mezcla intrépida que llegará a ser inolvidable.

6. Ten presente que maridar whiskey con comidas picantes no es la mejor opción. El whiskey intensificará la sensación de fuego y, es muy probable que no sea agradable.

Por último: ¡atrévete a experimentar! Los mejores maridajes, así como las recetas, han nacido producto del ensayo y error. Levántate, escoge tu whiskey favorito y déjate llevar.

Algo maravilloso ocurrirá en tu paladar.

¡Has completado la lectura sobre cómo maridar el whiskey y no morir en el intento! Ahora es momento de poner a prueba tus conocimientos con este cuestionario. Vamos a ver cuánto has aprendido.